---Caracas 30 de Marzo de 2003----
Todo empezó unas horas antes. Al contrario de lo que yo creia, había estado llorando toda la mañana y hablando sin sentido.Aquel día, visiblemente afectada cuando llegué al encuentro de los demás, me tomaron suavemente por el brazo y me llevaron al baño para que me desahogara. Así lo hice. Nunca fue suficiente, pero calmó mi ánimo por el resto del día.
No recuerdo en que momento se me ocurrió maquillarle. Solo sé que decidí ir a casa a comer algo, aproveché el que me dieran la cola, para no irme sola. En el trayecto ya me iba imaginando que colores usaría, como pondría el delineador, incluso qué pintura de labios.Comí poco y rápido. Tomé un bolso de tela y empecé a buscar en el baño los distintos estuches de maquillaje que podían serme útil; los menos usados, sin que fuesen los más feos, pues, sabía que una vez utilizados, no volverían a casa.
Aun más me sorprende el hecho de haber tomado sola, un carrito por puesto hasta la urbanización El Rosal. No sé de dónde saqué la fuerza, pero lo hice. Llegué en buen momento, la tenían en la habitación donde el médico la había atendido unos minutos antes.
Dispuesta a entrar, mi madre decidió acompañarme, yo estaba muy entusiasmada al tiempo que ansiosa, no había estado tan cerca de ella desde que nos habíamos visto la semana pasada.
Lo primero que hice fue preparar la base, que al rozar su rostro con el algodón, fue más intenso su color que de lo normal - ¡hay dañé el maquillaje! – no, no fue así. Simplemente su rostro ya no era el mismo, ya su piel no absorbía el espeso liquido y este se mostraba vividamente color carne contra el color cetrino de su piel. Mientras, mi mamá sutilmente expandía la base, tomé un pincel y me dispuse a pintar la boca. Suavemente posé las cerdas pigmentadas de rosa sobre su labio inferior. No eran carnosos como en el pasado, como cuando la maquillé aquella vez que se iba de fiesta. No danzaba el pincel. No cedía. Mis trazos debían ser perfectos pues ella no iría a lavarse la cara ante cualquier error. Delineé cuidadosamente los bordes y rellené el interior uniformemente quedando nacarados y brillantes.Tomé las sobras. Visualicé aquel azul claro, parecido al que usan las muñecas Barbies; adecuando para una chica de su edad. Así fue. Polvoreé un poco de color lila y jugué con la difunimación tapándole un pequeño morado que tenía aun lado del ojo izquierdo. Tomé el delineador. Con el pulso temblando, logré pasar una fina línea desde el lagrimal del ojo- parpado superior- hasta engrosarla al final, dándole ese toque gatuno que tan bien le quedaba. El rimel, siempre el rimel. El elemento que menos se utilizar al maquillar. Manché un poco el parpado, así que tomé una mota y con una sombra marrón oscuro, difuminé el delineador un poco.Quedó hermosa.
Satisfecha, la miré, no detalladamente, pues no quería saber si su cuerpo mostraba algún otro signo de maltrato. Vi sus pies. Esos pies que se había operado orgullosamente, aquellos pies que la llevaron y la trajeron, aquellos pies que vi crecer. Sus manos, con sus uñas arregladas, mantenían la postura con que la sorprendió el destino: soteniendo el celular. Su cabello, a medio arreglar, con aspecto humedo, pues estaba lleno de crema para peinar, que no logró sacarse en el hotel donde iba a pernoctar. Su rostro, ya no era aquel que llegó de Tucacas: cetrino, desencajado. No había expresión de dolor, no le había dolido el golpe, ni las fracturas; fue confirmado por la autopsia; sin embargo, antes de maquillarla, la posición de su cuello delataba la fuerza que la había dejado sin vida instantáneamente.
Salí de aquel cuarto lleno de cadáveres. Salí descubriendo que era capaz de amar de una forma que no sabia que existía. Comprobé que no importan los prejuicios que tengas con respecto a la muerte, al miedo, al asco, al terror; cuando hay amor, no hay prejuicios que impidan que des lo más bello que pueda irradiar tu alma cuando un ser amado te necesita.
Por amor es posible aguantar hasta lo que creias imposible.
Mich 15-10-2006
Moresby falleció junto con su novio Luis, el 29 de marzo de 2003 a causa de la imprudencia de un conductor. No conviertas una actividad tan útil y maravillosa como el manejo de autos en un acto criminal. Maneja con responsabilidad ante ti y los tuyos.
Moresby Fernandez 1980 - 2003
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